Me
levanto con la noticia del aumento (que ya había y que ha aumentado, pero que
ya había) de las agresiones sexuales en los
sanfermines de este año. Me levanto con
la noticia del aumento (que ya había y que ha aumentado, pero que ya había) de
la violencia sexual machista en los
sanfermines de este año.
Y veo fotos, un par de fotos. Nueve de la mañana. Cierro el face. No quiero
saber nada más.
Los
medios, bien no lo nombran por su nombre: agresiones sexuales, violaciones,
violencia sexual; bien culpan al exceso de alcohol y lo presentan como
"mira estos chicos que tonterías hacen cuando beben demasiado." Y yo
no paro de pensar, siempre pensar, por qué nos odian tanto. De esta manera y
tanto. Hablaba con una amiga la otra noche, de camino a casa. No es odio, me
decía, es ese derecho que saben suyo, ese privilegio, de hacer con nosotras lo
que quieran cuando quieran. Tantas veces como quieran. Y ya se encargan de
hacérnoslo saber. Si lo hacen, porque lo hacen, por qué lo hacen. Cuando no lo
hacen, para recordarnos que bien podrían... Si quisieran.
Esa
otra noche salimos de cena a celebrar el fin de las clases. El fin del máster.
Con todos sus peros... Peromaravilloso.
El calor aquí en Madrid es sofocante y mi cuerpo no tiene termostato. Es decir,
que estoy a temperatura ambiente. Qué me llevo para no asfixiarme. Pensé en un
primer momento en un cacho de tela de esos vaporosos que se atan al cuello y
por la espalda. Bien fresquito. Al instante lo descarté. No. Volvería sola,
tarde. Tampoco llevaría vestido ni falda ni tacones ni cuñas... Para andar
bien, correr... De camino a casa. Oscuridad, campo. Pies para qué os quiero. Andaba
tan pegada al borde de la acera que alguna pisada iba a la carretera. Ese
prefiero que me atropellen... "Porque si alguien sale de esa
oscuridad y me lleva allí estoy perdida." Alguien... Alguien no, un tío. O
dos. O los que sean, empecemos a nombrar correctamente.
Retomando
las violencias sexuales, el consumo excesivo de alcohol y de otras drogas no
legales... Recuerdo a mi hermano y lo que me decía. Tú no sabes lo que he
visto. Tú no sabes lo que he visto. Tú no sabes lo que pasa cuando una chica está
borracha y/o drogada. "Lo que pasa", otra vez hablando en marciano.
Lo que pasa es que un tío, o dos, o los que sean, hacen uso de ese derecho
suyo, ese privilegio, de hacer con nosotras lo que quieran cuando quieran.
Y
si no, que no hubiese ido a ese tipo de fiestas, que no se hubiese vestido así,
que va provocando, que no hubiese bebido, que no se hubiese drogado, que se
hubiese ido pronto a casa, que no se hubiese quedado sola, que se lo ha
buscado, que qué hace hablando con esa gente, que si iba así ya sabes lo que
puede pasar, que lo estaba buscando... "Ya sabes lo que puede pasar, que
lo estaba buscando", cómo nos encanta hablar en marciano. Ya sabes lo que
puede pasar es que un tío, o dos, o los que sean, hacen uso de ese derecho
suyo, ese privilegio, de hacer con nosotras lo que quieran cuando
quieran. Que lo estaba buscando es cualquier actitud que adoptemos las
mujeres que se distancie del recato, del decoro, del espera que no voy a mirar
a ese que tiene mala pinta, del no voy a beber más que voy muy pedo y no veo,
del me he pasado con las drogas dios que mis amigos, varones, no me dejen
sola... Se llama miedo. Miedo a álguienes. Los mismos álguienes que redactan leyes contra los
abusos sexuales. Los mismos álguienes que prohíben el aborto en
cualquier caso. En cualquier caso.
Recuerdo
otra vez. Mi hermano se encontró a una chica que iba bastante de fiesta,
perdida. Salió con ella al aparcamiento, buscó con ella a sus amigos, varones.
Cuando los encontraron les recriminó su comportamiento, cómo es posible que la
hubiesen dejado sola así, como iba. Un postre para que un tío, o dos, o
los que sean, hiciesen uso de ese derecho suyo, ese privilegio, de hacer con
nosotras lo que quieran cuando quieran.
Por
eso otra vez, de fiesta, en otra fiesta, mi hermano (que iba tan bastante
de fiesta o más) se encontró con el amigo con quien yo estaba. Se
asustó tanto cuando le vio solo, sin mí. Mi amigo le dijo que me había dejado
con unos chicos que habíamos conocido... No paró de dar vueltas hasta que me
encontró. Porque él sabía porque había visto. Porque es un tío y conoce ese
derecho, ese privilegio. Luego se fue a dormir a una hamaca, solo, por
unas horas... Plácida y tranquilamente. Lo normal.
http://difusionclaustrofobia.wordpress.com/2013/11/06/vale-por-esto-es-que-las-chicas-no-se-sienten-halagadas-cuando-los-chicos-comentan-sobre-sus-cuerpos/
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